La ciudad de Borja, declarada Conjunto Histórico-Artístico, alberga entre sus calles un destacado patrimonio monumental, reflejado por un importante número edificios civiles y religiosos.
Como aperitivo de lo que puedes encontrar cuando vayas a conocer Borja y sus encantos, aquí tienes un breve Recorrido Monumental donde, de manera rápida y sencilla, te mostramos un itinerario muy completo a modo de guía de visita.
Fundado en 1.623, fue hasta la exclaustración el Convento de los Padres Capuchinos. En el año 1.868 se trasladó a este edificio el Hospital “Sancti Spiritus”, una institución benéfica que todavía subsiste, y que actualmente cumple con la función de Residencia de Ancianos. En la guerra de Independencia fue usado por las tropas como fuerte y almacén. El aspecto actual del edificio es resultado de las intensas reformas llevadas a cabo a mediados del siglo XIX. Destacan sobre todo dos partes fundamentales: la Iglesia ( desvinculada al culto) y el claustro. La iglesia reedificada a mediados del XIX, posee bóveda de lunetos, capillas laterales y retablo de mampostería de gusto neoclásico. El claustro, de sencillos arcos de medio punto (hoy están tapiados) conserva en el centro restos de un pozo pétreo de agua.
Es una de las puertas medievales que abrían el recinto amurallado.
El actual aspecto le fue dado en las reformas a las que fue sometido en los siglos XIX-XX. A mediados del siglo XV fue trasladada a su emplazamiento actual, ya que originalmente se encontraba en el lugar que hoy ocupa el claustro de la Colegiata de Santa María. Dicho traslado fue gracias a una concesión del Rey D. Juan II de Aragón.
El actual aspecto le fue dado en las reformas a las que fue sometido en los siglos XIX-XX.
Se trata de la expresión más bella del barroco en la ciudad. Fue fundado en el s. XVII, participando personalmente la famosa mística Sor María de Jesús de Ágreda, de la cual se conservan numerosas cartas autógrafas y objetos, donados a las primeras moradoras del Convento.
En el edificio conventual destacan ante todo el Claustro y la Iglesia, declarados Bien de Interés Cultural, donde intervino el famoso arquitecto Felipe Busiñac y Borbón. Tanto el claustro como las dependencias conventuales no son visitables al estar ocupados por la Comunidad de Religiosas Concepcionistas.
La iglesia, edificada en el s. XVII, es de planta de cruz latina con cúpula y se decorada con bellos frescos atribuidos a Luzán, que representan una auténtica alegoría a María, con elementos derivados de la Letanía Lauretana. Destacan el conjunto de la Asunción de María en la cúpula y la Venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza a los pies de la iglesia.
El retablo del altar mayor, dedicado a la Inmaculada Concepción, es una importante obra barroca de madera dorada.
El antiguo Palacio de los Alberite es un edificio levantado en el siglo XVI.
Su fachada fue posteriormente modificada, a finales del s.XIX. Conserva en el interior un bello patio de columnas labradas en piedra y galería de arcos de medio punto realizados en ladrillo.
Sobre su puerta principal aparece la piedra armera, escudo de la familia.
La Colegiata de Santa María es el resultado de superposición de estilos, como ocurre en la mayoría de edificios de esta monumentalidad, fruto de las distintas reformas y ampliaciones a las que ha sido sometida a lo largo de los siglos.
Su fundación es muy antigua, conservando restos de época románica tales como la base de las torres y sobre todo la escalera de caracol labrada en piedra de la denominada Torre del Reloj.
A finales del siglo XIV es objeto de intensas reformas, adquiriendo el aspecto de las “Iglesias Fortaleza”.
El Museo, inaugurado en mayo de 2.003, surgió como consecuencia de un convenio suscrito entre el Obispado de Tarazona y el M.I. Ayuntamiento de Borja con el objetivo de exponer una parte del patrimonio artístico de la antigua Colegiata de Santa María de Borja, con arreglo a unos criterios previamente establecidos.
Se encuentra dentro de una edificación interesante que obedece a la tipología de las denominadas Casas Solariegas Aragonesas, que se extienden a lo largo del Valle del Ebro.
Entre 1.556 a 1.560, y sobre otro edificio anterior, se construye el actual, de ladrillo, resaltando en su exterior la galería de dobles arcos que aparecen en la planta superior o buhardillla. El alero original desgraciadamente no se conservaba, siendo añadido uno en la restauración integral del edificio culminada en 2.003.
Su primera función fue la de albergar el Hospital del Espíritu Santo, y así continuó hasta el trasladado de éste en 1.868 a su emplazamiento actual (el antiguo convento de Capuchinos).
Afortunadamente, y tras sufrir diversos avatares, el edificio fue recuperado para la ciudadanía y rehabilitado, albergando en la actualidad el Museo de la Colegiata y exhibiendo un importante conjunto de obras de arte provenientes en su mayoría de la Iglesia de Santa María la Mayor.
Este gran palacio perteneció a la familia Vera, una de las más importantes de la ciudad, y cuyos últimos moradores, los Condes de Castelflorit y de Fuentes, Marqueses de Mora, Señores de Antillón y de Torrellas, entre otros títulos, legaron parte de su palacio para Hospital de Peregrinos.
Esta benéfica institución, creada a principios del siglo XVIII, es el origen de la denominación popular actual con la que se conoce a este palacio: “Casa de las Conchas”. Las conchas o veneras que ornan su puerta principal es el distintivo propio de los Peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela.
Este palacio puede ser considerado como el más importante de la ciudad. Fue declarado Monumento Nacional BIC (Bien de Interés Cultural) en 1978.
Actualmente no es visitable, ya que se halla en proceso de restauración.
Durante siglos éste fue el centro comercial de la ciudad. Hasta hace unos años, en esta plaza los agricultores vendían parte de sus productos, principalmente de la huerta, por lo que era conocida popularmente como “plaza de las verduras”. Antiguamente, también se llegó a denominar “plaza de adentro” por ser la más grande de todas las que poseía la ciudad dentro del recinto amurallado.
Destacan sus soportales, en forma de arco y adintelados, sobresaliendo dos interesantes edificios: el Palacio de los Angulo (s. XVI) y actual Casa de Cultura, de bella portada labrada en piedra, y el hoy denominado como “Torreón de los Borja”, donde se suceden frecuentemente distintas exposiciones de arte moderno.
Bello ejemplo de arquitectura civil aragonesa del siglo XVI, que obedece a la tipología de las denominadas “Casas Solariegas Aragonesas”.
Destaca su estrecha fachada de ladrillo, balcón de forja muy volado y típica galería de dobles arcos, rematada por uno de los aleros más importantes de la ciudad, con dos líneas de ménsulas y dividido en casetones, con fina decoración a base de florones del que cuelga una piña cerrada.
Restaurado en 1.999 es la sede del Centro de Estudios Borjanos, de la Institución “Fernando el Católico”.
En su interior pueden admirarse las bodegas y varios cuadros del pintor borjano D. Baltasar González.
El edificio que alberga el museo ‘Baltasar González’ constituye el ejemplo más antiguo de arquitectura civil existente en Borja, encuadrable dentro de la tipología del mudéjar primitivo y del que desgraciadamente pocos restos existen en la actualidad en Aragón.
Se trata de una construcción fechada a principios del siglo XV, de planta rectangular, compuesta de dos plantas y falsa bajo cubierta, desde la que se accede al espacio cubierto que constituye el arco volado.
El alero de la fachada principal está realizado con diferentes hiladas de ladrillo y una teja invertida, siendo el conjunto de buen tamaño y vuelo.
Actualmente está habilitado para exposiciones temporales.
La actual iglesia sustituyó a la medieval que fue demolida en la década de los 60 del siglo XX, en un desgraciado capítulo para el legado patrimonial patrimonio de la ciudad.
Sólo conserva de su fábrica anterior la fachada barroca realizada en ladrillo aplantillado en el siglo XVIII.
Este edificio ubicado en la calle San Francisco es uno de los ejemplos de Palacio o Casa Solariega del siglo XVI más interesantes del renacimiento aragonés.
Su fachada, de gran alzado, adquiere una elegancia peculiar y majestuosa.
Destaca su gran puerta principal, de dintel, con galería de dobles arcos, y su excelente alero, de dos alturas, decorado con ménsulas y piñas de gran belleza debido a su rica y delicada talla.
Sin duda perteneció a alguna de las más importantes familias de la ciudad, que todavía no ha sido identificada.
Palacio de los siglos XVI al XIX, en el que destaca sobre todo su puerta de acceso, en forma de arco, realizado en piedra labrada, y la galería de arcos de medio punto.
En el interior, un patio de columnas anilladas y restos de una galería interior que rodea dicho patio, que originalmente estuvo abierta mediante arcos conopiales.
Al fondo de la imagen se puede observar la Puerta Real de San Francisco.
Es la más bella e importante de todas las conservadas en la ciudad, y era la puerta de entrada por la que se recibían a los personajes ilustres conforme al ceremonial establecido.
Edificada en el siglo XVI, su aspecto actual obedece a su reedificación en el siglo XVIII.
Realizada en ladrillo enlucido, ha sido recientemente restaurada.
Es uno de los seis conventos que llegó a poseer la ciudad y el primero correspondiente a una orden femenina que se instituyó en la ciudad de Borja.
Fundado en 1.602, su edificación tardó varios años, pudiéndose trasladar las religiosas al nuevo convento en el año 1.609.
Las estancias monacales, ocupadas por la Comunidad, han sido intensamente modificadas y no son visitables.
La iglesia, culminada en 1.692, es de planta de cruz latina, bóvedas de lunetos y cúpula ciega.
Posee un interesante patrimonio artístico, destacando el retablo del altar mayor del siglo XVIII dedicado a San Sebastián, el Santo Cristo de Lamana del antiguo convento de San Francisco (s. XV), al igual que el retablo mayor del antiguo convento de los franciscanos del s. XVII.
Esta antigua Iglesia dedicada a San Pedro Mártir de Verona formaba parte del Convento de los Padres Dominicos. Es una interesante edificación barroca, del siglo XVII, de curiosa fachada, realizada en ladrillo. En cuanto al interior, la antigua iglesia posee planta de cruz latina, bóvedas de lunetos y cúpula con linterna.
Destaca el monumental Retablo Mayor de madera, barroco del siglo XVIII, con columnas salomónicas e interesantes lienzos de santos dominicos y franciscanos.
Actualmente, el edificio se utiliza como Auditorio Municipal.
Gran edificio proyectado por el famoso arquitecto aragonés Santiago Lagunas en 1.946.
Destaca su fachada de ladrillo al gusto moderno de la época.
Los pósitos eran unas instituciones que almacenaban el grano con el objeto de regular su consumo. De esta forma se facilitaba a precio razonable a aquellos que lo necesitaban (tanto para la elaboración de pan, como para garantizar la siembra).
Situado en la Plaza de España, este edificio fue levantado por el Concejo Borjano en el siglo XVII, con destino a Pósito Municipal. Modificado posteriormente, conserva la disposición de su primera planta destacando los ladrillos aplantillados que enmarcan los balcones y las Armas de la Ciudad en el centro.
Es otro de los edificios característicos de la arquitectura aragonesa del XVI. Levantado en 1.534 por el maestro de obras borjano Antón de Veoxa, fue construido en ladrillo.
Destaca su puerta de acceso, de dinteles labrados en piedra, los balcones de forja en la planta noble, la galería de arcos dobles en la buhardilla y el alero de madera labrada rehecho conforme al original.
En las escaleras, son muy interesantes las “urnas de votación” del siglo XIX, dos realizadas en vidrio, del taller de la Granja, y la central, con cristales pintados representando diversos uniformes de la Real Maestranza de Zaragoza.
En la planta noble puede contemplarse el Salón de Reyes (o de Sesiones), donde aparece una interesante galería de retratos de monarcas de la Casa de Aragón, realizados en el siglo XVII. Se representan aquellos monarcas que concedieron diversos privilegios a la Villa y después Ciudad de Borja. Completan esta galería algunos de los Austrias y Borbones, de diversas épocas y autores. Preside la Sala, el gran retrato ecuestre del Monarca reinante D. Juan Carlos I, obra del pintor borjano Jacinto del Caso. A los pies del Salón, el lienzo de Cristo Crucificado, barroco del siglo XVII, y la Silla del Justicia, realizada en roble en el siglo XVI.
Los bancos del concejo han sido recientemente restaurados y junto con la decoración de las vigas de madera del techo, pertenecen a la reforma ejecutada a mediados del siglo XVII.
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